Peligros acelerador de particulas


Los aceleradores de partículas están de moda, estos “aparatitos”  pueden llegar a medir kilómetros, en particular uno de los aceleradores de partículas más avanzados, el del CERN, con sede franco-suiza alcanza una distancia cercana a los 27 kilómetros.
Esta tecnología punta, utilizan un campo electromagnético que interaccionan con partículas cargadas eléctricamente (iones)  provocando un desplazamiento, y el choque de las partículas entre sí, y vaya si chocan, dichas moléculas pueden alcanzar velocidades cercanas a la de la luz, en torno a 300.000 Km/s generando  a su vez una gran energía.

Gracias a este artilugio podemos reproducir condiciones que en un futuro próximo nos pueden dar una explicación acerca de teorías como el Big Bang , que de otra forma sería imposible. También  fundamentada en la expresión de la teoría de la relatividad de Einstein,  E = mc² podemos obtener la formación de nuevas partículas a través de la gran energía que se libera y las altas velocidades que se obtienen.



¿habría problemas en meter la mano en un acelerador?

Para tener una explicación del resultado de nuestra manita , nos debemos de remontar a principios del S. XX, más concretamente a un valioso experimento para la ciencia que desarrolló neozelandés Ernest Rutherford eso sí, sin olvidar a Geiger, Marsden.

El experimento consistía en bombardear una fina lámina de oro con partículas alfa (núcleos de gas de He). La gran mayoría de las partículas podían atravesar la lámina sin desviarse y sin provocar daños la placa, este expermiento permitió observar que los átomos tenían grandes huecos vacios, demostrando la diferenciación espacial entre los electrones y el núcleo atómico.

En el experimento propuesto donde nuestra mano actuaría como la lámina de oro, el daño que sufriría la mano estaría condicionado principalmente por la cantidad de partículas que impacten y  un alto índice de ellos que lograse atravesar. Una parte de los protones recibidos no impactán, desviarán su trayectoria evitando los átomos de nuestra mano, pero otra gran parte de los más de 320 trillones de partículas que hay en circulación atravesaría nuestra mano percutiéndola y produciendo daños.

Pero claro,  os preguntareis si realmente se puede comparar una laminitas de oro, con varios kilómetros de partículas con velocidades cercanas a la de la luz.

 Pues es vuestro día de suerte porque algo parecido sucedió en la realidad. Sucedió en 1978 con el científico ruso Anatoli Bugorski, en trabajos en el mayor acelerador de la época, el sincrotrón U-70, cuando realizaba tareas de reparación un fallo hizo que atravesase su cabeza un caudal de protones. Sufriendo daños a nivel cerebral y óseo, paralizando posteriormente el lado izquierdo de su cara, y perdiendo la audición en un oído. A pesar de todo consiguió sobrevivir al accidente y finalizar sus estudios de doctorado.

Por tanto, si quieren seguir conservando su mano yo les recomendaría que antes de meterla en una acelerador de partículas, la metiesen mejor en su bolsillo, quizás no sea una aventura tan trepidante pero con el tiempo lo agradecerán.

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